Algunas personas deben seguir una dieta sin gluten porque su cuerpo no tolera esta proteína. Cuando estas personas comen alimentos con gluten, esta proteína llega hasta el intestino donde genera daños en la mucosa, haciendo que no puedan absorber bien los nutrientes de la dieta.
La inflamación que produce el gluten genera molestias digestivas, desde dolor abdominal a náuseas o gases. Pero no creas que las molestias se limitan al aparato digestivo. Las personas con celiaquía pueden mostrar muchos otros síntomas: dolor de cabeza, fatiga crónica, problemas de piel, molestias articulares, etc. Y todo porque el gluten altera el buen funcionamiento de sus cuerpos.
El gluten a veces sienta mal sin que por ello seamos celíacos. Algunas personas cuando comen alimentos con gluten tienen dificultad para asimilarlos, otras pueden sentir fatiga, alteraciones cutáneas e incluso problemas más serios como fibromialgia.
En lo que coinciden tanto celiacos como personas sensibles al gluten, es que cuando dejan de consumir alimentos con esta proteína, mejoran mucho y recuperan su calidad de vida.